miércoles, 27 de marzo de 2013


Decisiones. A veces la vida nos pone ante situaciones que no podemos controlar. Es difícil tomar una decisión, más cuando esta interfiere entre dos personas. No quiero lastimarte, no quiero lastimarme; no quiero lastimarnos. En muchas de las ocasiones sabemos cuál es la decisión correcta, conocemos con exactitud porque debemos elegir eso y presentimos lo que vendrá después. Pero ¿Por qué solemos tomar la decisión contraria? Uno elige su destino pero ¿Qué pasa si el destino que elijo hoy son los errores que tendré mañana? ¿Qué importa más, querer o desear? ¿Querer es desear? Hoy puedo elegir pero ¿Qué elijo? ¿Despedirme de algo para siempre o seguir metida en un juego en la que parezco ser la ficha? A veces la decisión es simple, cuando a uno le ocurre algo así es claro el porvenir: sufrir o sufrir. Lastimarse o salir lastimado. Uno tiene que decidir, poner el punto final y cerrar un capitulo o colocar puntos suspensivos y continuar esperando algo que quizás nunca llegue.

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