lunes, 19 de septiembre de 2011

Creí ver a un hombre traído a la vida. Él era cálido,  él vino alrededor como si fuera enaltecido.  Él me mostró lo que era llorar. Bien, tu no podrías ser aquel hombre que yo adoré, tu no pareces saber… Parece importarte para lo que es tu corazón pero ya no lo conozco.  No hay nada donde él solía mentir. Mi conversación ha corrido seca; eso es lo que está pasando. Nada bueno, estoy rasgada. No tengo fe, así es como me siento. Estoy fría y avergonzada.  La ilusión nunca se transformó en algo real. Estoy completamente despierta y puedo ver que el cielo perfecto está rasgado. Has llegado un poco tarde, ya estoy herida.  Así que yo sé bien la fortuna del narrador. Debí haber visto que estaba allí y no alguna santa esperanza que se arrastraba por mis venas. Y ahora no me importa, no tuve suerte. No extraño aquello demasiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario